S
e trata de una adivinanza sencilla, más que elemental, pero los voluntariosos cuan alegres modernizadores
no se animan a responderla en público: si los barones se niegan a pagar los impuestos que les corresponden y el gobierno peñanietista está más que dispuesto a entregar la renta petrolera al gran capital, nacional y foráneo, entonces ¿quién tapará los enormes agujeros fiscales? (el primero abierto muchos años atrás y el segundo a partir de que el oro negro se privatice sin privatizar
).
¡Sorpresa! Lo harán los de siempre y como siempre, porque en la perspectiva los barones permanecerán intactos (al igual que la consolidación fiscal y demás regímenes especiales), los asfixiados clasemedieros cargarán con el bulto y a todos les clavarán el IVA en alimentos y medicinas, es decir, la clásica solución
del régimen a la hora de fraguar una reforma impositiva de gran calado
, que de reformar no reforma nada.
Los barones –como siempre– ya pintaron su raya. A la advertencia, por llamarle así, de Luis Videgaray, secretario de Hacienda, en el sentido de que pagarán más impuestos quienes obtengan más ingresos, Claudio X. González Laporte, vocero de las famiglias del gran capital agrupado en el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, rápidamente respondió que si el gobierno federal sabe contar, pues que no cuenten con ellas: es una de las áreas en que no estamos de acuerdo
, y pugnaremos por que no se cumpla
. Así de sencillo, así de solidario, no sin antes informar que su ejército de cabilderos ya está en acción.
Como bien recuerda La Jornada (Susana González) en su más reciente edición dominical, en 2009 el Servicio de Administración Tributaria (SAT) informó al Poder Legislativo que un año antes los 400 grandes grupos empresariales que operan en el país acumularon ingresos por 4 billones 960 mil millones de pesos, pero gracias al régimen de consolidación fiscal sólo tributaron 1.7 por ciento en promedio por concepto de ISR
. En este contexto, González Laporte se pronunció totalmente en contra de borrar del mapa la consolidación fiscal, por ser ésta, según dijo, un mecanismo de modernidad, de productividad, de inversión y de creación de empleos muy importante que tienen los países más avanzados del mundo
. En los hechos, sin embargo, sólo ha generado menor productividad, caída de inversión y eliminación de empleos formales. Pero eso sí, ha fomentado fortunas de ensueño a costillas del erario.
Entonces, el profundo agujero fiscal por la consolidación fiscal autorizada a los grandes corporativos, así como los demás regímenes especiales, habrá que taparlo con otro tipo de ingresos, tarea que quiéralo o no viene haciendo Petróleos Mexicanos desde hace muchos años. El rosario de impuestos y derechos que anualmente entera la paraestatal –hasta dejarla financieramente seca– mal que bien ha cubierto el cráter abierto por la negativa de los barones, y la anuencia de los legisladores, a pagar lo que les toca. Así, el oro negro cumple con su responsabilidad como empresa del Estado, pero también le cargan la ausencia tributaria, por llamarle así, del gran capital.
Y el problema se agudiza ahora que el gobierno entrante pretende privatizar, sin privatizar
, la industria del Estado mexicano que ha contribuido a tapar la mayoría de los agujeros fiscales existentes, producto de la enorme permisividad hacia el gran capital por parte del gobierno federal y legisladores que lo acompañan. Y eso que desde el inicio de los años 90 oficialmente se despetrolizaron
las finanzas públicas, de acuerdo con el alegre anuncio que en tal sentido hizo público el entonces inquilino de Los Pinos Carlos Salinas de Gortari.
El empresario Claudio X. González, presidente del CMHN. Imagen de archivoFoto José Carlo González
En los hechos, las finanzas públicas están más petrolizadas que nunca. Como bien documenta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, ante la incapacidad de elevar los niveles de recaudación tributaria mediante las reformas planteadas por el gobierno, los ingresos petroleros han sido un sustento para las finanzas públicas que, tarde o temprano, deberán ser sustituidos por mecanismos de recaudación que hagan más eficiente la obtención de recursos y acaben con las prácticas de elusión y evasión fiscal
.
Las reformas
en materia energética cuyo objetivo común ha sido disminuir la carga fiscal a la que está sujeto Petróleos Mexicanos, han sido poco efectivas, por decirlo suave. De 1995 a 2012 (sexenios de Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón) los ingresos petroleros se situaron entre 5.2 y 8.7 por ciento del producto interno bruto, con un mayor grado de volatilidad derivado de los altibajos registrados en los precios del crudo mexicano de exportación, que en ese periodo pasó de su nivel más bajo de 7.01 dólares por barril (10 de diciembre de 1998), a su máximo histórico de 132.71 dólares (14 de julio de 2008).
En tiempos de Ernesto Zedillo, los ingresos petroleros tuvieron un crecimiento moderado, pues se incrementaron a una tasa media anual de 4.1 por ciento. Este módico crecimiento, pero sobre todo los marcados altibajos registrados en este periodo, fueron consecuencia de los bajos precios del petróleo. Con Vicente Fox en Los Pinos, la situación en materia energética tomó un rumbo diferente, pues el incremento en los precios generó que los ingresos petroleros registraran una tasa media de crecimiento anual de 10.3 por ciento, crecimiento superior al registrado en los ingresos tributarios de 3.7 por ciento como promedio anual.
No obstante que el precio promedio del petróleo alcanzó un promedio de 31.93 dólares por barril, la dependencia del petróleo se incrementó considerablemente, alcanzando un promedio de 34.1 por ciento de los ingresos presupuestarios
. La mayor dependencia de los ingresos petroleros se registró durante 2006, cuando estos significaron 38 por ciento de los ingresos públicos. Es importante resaltar que este año fue el primero en aplicarse el cambio en el régimen fiscal de Pemex cuya finalidad era disminuir la dependencia de los ingresos petroleros
, detalla el CEFP.
Ya con Calderón en Los Pinos, y a pesar de que en el sexenio se registró el mayor número de reformas tanto en materia tributaria como al régimen fiscal de Pemex, no se incrementó el nivel de ingresos no petroleros y la dependencia de los recursos petroleros prácticamente se mantuvo en los niveles promedio registrados en el sexenio previo.
Las rebanadas del pastel
Entonces, si los barones se mantendrán sin pagar impuestos, en aras de la productividad, el crecimiento y el empleo
, según dicen, y el gobierno federal y los legisladores entregarán la renta petrolera, sin privatizar
, ¿quién queda a la hora de responderle al fisco?
cfvmexico_sa@hotmail.com
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