C
omo técnicamente
la economía no está en recesión (¿acaso lo afirma Luis Videgaray?), el mercado laboral mexicano está congelado, y si en agosto pasado la tasa oficial de desocupación abierta descendió ligeramente no fue resultado de una mayor oferta de plazas en el sector formal, sino de que muchos conacionales en edad y condición de trabajar de plano tuvieron que retirarse a meditar y a retomar fuerza, dado el permanentemente nulo resultado en su búsqueda de empleo.
La aceitada cuan veloz máquina generadora de empleos formales que supuestamente se echó a andar con la aprobación de la llamada reforma
laboral ni siquiera ronronea, y su cadena de producción camina en sentido contrario: no deja de dar frutos, pero negativos, y millones de mexicanos sobreviven en el sector informal, carentes de todo tipo de prestaciones, comenzando por la de seguridad social.
En nueve meses de estadía en Los Pinos (diciembre de 2012-agosto de 2013, las cifras oficiales más recientes), el gobierno que llegó a mover a México
en realidad lo ha paralizado, aunque no debió invertir mucho esfuerzo, porque el adelantado Felipe Calderón hizo la mayor parte de la chamba para alcanzar la inmovilidad.
Con Enrique Peña Nieto en la residencia oficial, mucho caldo y pocas albóndigas. En esos nueve meses sólo 16 de cada 100 mexicanos en edad y condición de laborar lograron emplearse en el sector formal de la economía; el resto, a la desocupación abierta o a la informalidad. Eso sí, el gobierno tricolor puede presumir que, en igual lapso, se generaron más empleos formales que en tiempos de Vicente Fox, aunque menos que en el de Felipe Calderón, lo que ya es mucho decir.
Hasta donde va, los logros
del nuevo gobierno son igual de virtuales que los de sus dos antecesores (los de la docena trágica). Con Vicente Fox en Los Pinos, la tasa oficial de desocupación abierta se incrementó 62 por ciento (de 2.21 a 3.58 por ciento de la población económicamente activa); con Calderón 43 por ciento (de 3.58 a 5.12 por ciento; en ambos casos el balance es sexenal), y uno por ciento (de 5.12 a 5.17 por ciento) en lo que va de Enrique Peña Nieto (nueve meses).
Entonces, no hay por qué preocuparse, porque técnicamente
la economía no está en recesión, de tal suerte que los efectos negativos que se condensan las líneas arriba son lo de menos para los genios de la tecnocracia nacional, por mucho que el Maná que el propio secretario de Hacienda prometió a los mexicanos para el segundo semestre de 2013 se mantenga en lista de espera.
En fin, para el reciente mes de agosto el Inegi reporta que a nivel nacional la tasa oficial de desocupación fue de 5.17 por ciento de la población económicamente activa, porcentaje ligeramente menor al reportado en igual periodo de 2012, cuando se situó en 5.39 por ciento, aunque se mantiene muy por arriba de la registrada antes del reconocimiento oficial de la crisis (léase el catarrito
).
En el mes que se reporta, apunta el Inegi, 27.8 por ciento de los desocupados no contaba con estudios completos de secundaria, en tanto que los de mayor nivel de instrucción representaron a 72.2 por ciento del total. A mayor escolaridad, mayor desocupación. Las cifras para la subocupación fueron de 41.3 y 58.7 por ciento, respectivamente. Los datos desestacionalizados muestran que en agosto pasado la tasa oficial de desocupación alcanzó 4.78 por ciento de la PEA, nivel menor en 0.15 puntos porcentuales al del mes previo.
Al considerar solamente el conjunto de 32 principales áreas urbanas del país, en donde el mercado de trabajo está más organizado
, apunta el Inegi, la desocupación afectó a 5.89 por ciento de la población económicamente activa, tasa inferior a la reportada en agosto de 2012 (6.38 por ciento). Con base en datos desestacionalizados, dicho indicador disminuyó (si así se le puede calificar) 0.11 puntos porcentuales en agosto de 2013 respecto del mes inmediato anterior. La tasa de informalidad laboral fue de 59.35 por ciento en el mes de referencia.
Las entidades federativas que en agosto pasado reportaron mayor tasa oficial de desocupación abierta fueron Tamaulipas (7.12 por ciento de la población económicamente activa), Tabasco (6.67) Durango (6.61), Sonora (6.41), Baja California (6.14) y Distrito Federal (6.07). En sentido contrario, Campeche (2.24), Oaxaca (2.45) y Guerrero (2.91; el brutal impacto de Manuel se contabilizará en la siguiente encuesta de ocupación y empleo, correspondiente a septiembre).
El Inegi detalla que la información preliminar de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente a agosto de 2013 señala que la población subocupada, medida como aquella que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, representó 8.9 por ciento de la población ocupada, proporción superior a la registrada un año antes de 8.4 por ciento. El porcentaje de subocupación es más alto en los hombres que en las mujeres, correspondiendo a esta categoría el 9.5 por ciento de la población ocupada masculina, frente a 7.9 por ciento de la femenina. En su comparación mensual, con cifras desestacionalizadas, este indicador en agosto de 2013 fue mayor en 0.30 puntos porcentuales respecto al del mes inmediato anterior.
El Inegi señala que la población ocupada por sector de actividad se distribuyó de la siguiente manera: en los servicios se concentró 42.2 por ciento del total; comercio, 19.3: industria manufacturera, 15.6; actividades agropecuarias, 14.1; construcción, 7.3; otras actividades económicas (que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas) 0.9; y el restante 0.6 por ciento no especificó su actividad.
Del total de ocupados, 66.3 por ciento opera como trabajador subordinado y remunerado ocupando una plaza o puesto de trabajo; 4.2 por ciento corresponde a patrones o empleadores; 23.4 trabaja de manera independiente o por su cuenta sin contratar empleados; y 6.1 se desempeña en los negocios o en las parcelas familiares, contribuyendo de manera directa a los procesos productivos, pero sin un acuerdo de remuneración monetaria.
Las rebanadas del pastel
Lenta, pero segura: en Argentina, la juez federal María Servini ordenó la detención con fines de extradición de cuatro torturadores durante la dictadura del genocida Francisco Franco en España (1939-1975)
, y solicitó la colaboración del gobierno español en todo el tiempo que dure el proceso judicial
. A ver si Mariano Rajoy, el hijo putativo del generalísimo
, accede a la petición.
Twitter: @cafevega
D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com
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