E
l pasado lunes, los 28 millones de mexicanos en pobreza alimentaria (cifras oficiales) que sobreviven en esta República de discursos recibieron una excelente noticia: México se ubica entre los 15 países que producen más alimentos y ocupa el número 13 en exportación de productos agrícolas, mismos que llegan a un mercado de más de mil millones de consumidores en 45 naciones distintas
, de acuerdo con la bonita alocución del inquilino de Los Pinos con motivo del 99 aniversario de la primera Ley Agraria, promulgada en 1915 por Venustiano Carranza.
¡Qué maravilla! México, cuerno de la abundancia en alimentos, por mucho que a casi una cuarta parte de la terca población nacional le dé por hacer rigurosa dieta todos los días, bajo el pretexto de que su ingreso no le alcanza siquiera para solventar la línea oficial de bienestar mínimo (que no es mínimo, sino microscópico) fijada por el Coneval (mil 202.85 pesos para el caso urbano y 854.77 pesos para el rural, con cifra a noviembre de 2013).
México, pues, potencia exportadora de alimentos, aunque las cifras oficiales (Inegi) revelan la persistente presencia de números rojos en la balanza comercial de, precisamente, productos alimenticios, amén de que exporta mayoritariamente (65 por ciento del total) hortalizas, plantas, raíces y tubérculos; frutas y frutos comestibles, y bebidas y vinagre, e importa cereales (maíz en primer lugar), carnes y despojos comestibles; leche, lácteos, huevo y miel; semillas y frutos oleaginosos; frutos diversos y grasas animales o vegetales (65 por ciento del total).
El vertiginoso crecimiento de la importación de alimentos –principalmente maíz y otros cereales– se registra a partir del prometido, y fallido, ingreso al primer mundo por medio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y a estas alturas no menos de la mitad de lo que, mucho o poco, los mexicanos llevan a su mesa para comer proviene del extranjero. No es gratuito, pues, que la propia FAO otorgara a México (2011) el primer lugar como importador de alimentos básicos en América Latina.
De hecho, desde la entrada en vigor del TLCAN México ha importado alimentos por alrededor de 250 mil millones de dólares, y contando. Cifras oficiales preliminares revelan que en 2013 nuestro país exportó alimentos (75 por ciento a Estados Unidos) por alrededor de 22 mil 600 millones de dólares, y los importó (80 por ciento del vecino del norte) por un total cercano a 23 mil 600 millones. El estómago de los mexicanos, pues, en creciente dependencia foránea.
El caso del maíz es revelador: de 1994 a la fecha, de las arcas nacionales salieron alrededor de 24 mil millones de dólares para importar ese grano básico en la dieta de los mexicanos, de los que cerca de 15 mil millones se erogaron en el transcurso de la decena trágica (los dos gobiernos panistas). El año previo (1993) a la entrada en vigor del TLCAN, por importación de maíz se pagaron casi 70 millones de dólares; en 1994 por el mismo concepto se erogaron 370 millones (430 por ciento más), y en 2 mil 700 millones en 2012. De enero a octubre de 2013 tal gasto sumó mil 638 millones de billetes verdes.
México, pues, importa muchos de los alimentos que años atrás, y antes del TLCAN, producía en su propio territorio. Pero bueno, de enero a octubre de 2013 (cifras del Inegi) del país salieron 3 mil 235 millones de dólares para la compra de carnes y despojos comestibles; mil 600 millones para la adquisición de leche, lácteos, huevo y miel; 3 mil 582 millones para cereales; más de 3 mil millones para semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos, y así por el estilo. Es más, en un país con 11 mil kilómetros de litorales, se erogaron alrededor de 500 millones de billetes verdes para la compra foránea de pescados, crustáceos y moluscos.
Como se ha documentado en este espacio, a estas alturas se importa 75 por ciento del arroz que se consume en México, 25 por ciento del maíz y 42 por ciento del trigo, entre otros. De 1990 a 2010 la importación de carne en canal bovino se incrementó 281 por ciento; la de porcino, 378; mil 35 por ciento la de aves, y 185 por ciento la de huevo, por mencionar algunos de los principales alimentos. En 2010, comparado con 2009 (información del Inegi), México importó cinco veces más carne respecto de la que exportó; seis tantos de leche, lácteos, huevo y miel; 12 veces de cereales; 3.6 veces de productos de molinería; 30 veces de semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos; nueve veces de grasas animales o vegetales y tres veces de preparaciones de carne y animales acuáticos.
En sentido contrario, la Sagarpa documenta que al cierre de 2012 las exportaciones de productos agroalimentarios ascendieron a 23 mil 61 millones de dólares, cantidad que supera en más de mil millones a la cifra histórica registrada en ese rubro en 2011, durante las últimas dos décadas, las ventas al exterior del sector agroalimentario han mantenido un promedio de crecimiento anual de 10 por ciento. En 2000, la exportación de productos agroalimentarios se destinaba en más de 80 por ciento a Estados Unidos; al cierre de 2012 es notorio el paulatino incremento de la demanda hacia otros mercados no tradicionales tales como Japón, Venezuela, Rusia, China y otros. Esto se ve reflejado en la disminución de casi seis puntos porcentuales en las exportaciones de este sector con destino a Estados Unidos
.
De acuerdo con la citada dependencia, esta diversificación del mercado-destino se aprecia en el crecimiento de las exportaciones agroalimentarias con destino a países asiáticos, las cuales se han incrementado a una tasa de 20 por ciento en promedio anual durante las dos últimas décadas, superando el dinamismo que registran las exportaciones de este sector a sus principales socios comerciales: Norteamérica y la Unión Europea
. México es líder en exportación de tomate fresco, aguacate, cebolla, mango, guayaba, papaya, col de Bruselas, cerveza de malta y tequila. Eso sí, sobre la importación de alimentos ni una palabra de la Sagarpa.
He allí a ese México que se ubica entre los 15 países que producen más alimentos y ocupa el número 13 en exportación de productos agrícolas
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Las rebanadas del pastel
El PAN presentó una queja
ante el IFE para que el novio de Anahí sea sancionado por irregularidades detectadas con motivo de la difusión del primer Informe de labores del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello
. Qué bueno, porque el güerito de rancho exprimió al erario chiapaneco. Pero ya encarrerado, por qué no presenta otra en contra de Felipe Calderón por los más de 30 mil millones de pesos (cifra oficial, sin considerar los oscuros manejos de Alejandra Sota) que gastó en propaganda durante su estancia en Los Pinos.
Twitter: @cafevega
D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com
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