Carlos Fernández-Vega: México SA

Written By Unknown on Selasa, 18 Maret 2014 | 14.21

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Precariedad entre habitantes de un predio donde se erigió un asentamiento irregular en la zona residencial de Paseos de Churubusco, delegación Iztapalapa, en la ciudad de MéxicoFoto Francisco Olvera

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garraos, mexicanos crédulos, que todo pinta para que en 2014 se repita el ingrato juego de las sumas y restas que tanto costó al país en el primer año de estancia peñanietista en Los Pinos, durante el cual –de la misma forma que en los cinco sexenios previos– el gabinetazo alegremente se dedicó a sumar y la cruda realidad a restar.

Tal juego no es nuevo, cierto es. Se hizo vicio desde el arranque mismo del ya extenso periodo neoliberal, a lo largo del cual, y por decreto, a la calculadora gubernamental se le borró la función de restar. Sólo sumas alegres y listones rosas, aunque sea con números imaginarios. Y después dicen no entender por qué los índices de credibilidad en las presuntas autoridades se mantienen en el suelo.

Allí están las cifras oficiales y la realidad: Miguel de la Madrid ofreció un crecimiento sostenido a tasa anual promedio de 5.5 por ciento, pero no llegó más allá de 0.34 por ciento; Carlos Salinas de Gortari prometió 6 por ciento anual, pero lo cierto es que no pasó de 3.9; Ernesto Zedillo aseguró que sería de 5 por ciento, y se quedó en 3.5; Vicente Fox, tal vez el más alegre de todos, dijo que llegaría a 7 por ciento para, a duras penas, aterrizar 2.3, y el inefable Felipe Calderón garantizó 5 por ciento anual y con las uñas llegó a 1.8 por ciento. Así, en ese periodo (1982-2012) la economía creció a un ritmo casi 2.5 veces menor al oficialmente prometido.

Ya en el sexto sexenio de la temporada, Enrique Peña Nieto aseguró que en su primer año de estancia en Los Pinos la economía crecería 3.5 por ciento, pero la realidad se impuso una vez más y milagrosamente se alcanzó 1.1 por ciento. Para el segundo, el que corre, ofrece 3.9 por ciento. Aún en el lejanísimo caso que tal oferta se concretara, el promedio de su primer bienio en la residencia oficial alcanzaría una tasa de 2.5 por ciento, cuando se sabe que lo mínimo para arrancar es 6 por ciento.

Lo anterior, claro está, en un balance idílico, porque aún no concluye el primer trimestre de 2014, y ya se practican todo tipo de tijeretazos a la proyección de crecimiento económico… salvo en el ámbito gubernamental, donde mantienen el discurso del futuro venturoso, el navío de gran calado, el sostenido avance del bienestar social y el cada día más cercano nivel de vida estilo noruego, producto, dicen, de las reformas ya aprobadas que cambiarán al país, las cuales, dicho sea de paso, deben ser aterrizadas por medio de leyes reglamentarias que ni siquiera calendarizadas están.

En este contexto, desde enero pasado el Fondo Monetario Internacional estimó que, si bien va, en 2014 el crecimiento económico mexicano no pasaría de 3 por ciento. Citigroup-Banamex recortó su proyección de 3.8 a 3.3 por ciento, misma proporción que calcula el Consejo Coordinador Empresarial. La trasnacional financiera española BBVA-Bancomer lo redujo a 3.4 por ciento, y a 3 por ciento la también española Santander. Y la cereza la ha puesto Banorte, el único gran corporativo financiero mexicano que opera en México: 2.7 por ciento, si bien va.

De hecho, prácticamente la totalidad de grupos de análisis o intermediarios financieros tienen un pronóstico de crecimiento inferior al previsto oficialmente (La Jornada, Roberto González Amador). ¿Y la estimación gubernamental? Se mantiene intocada: 3.9 por ciento. De cumplirse las expectativas de los citados consorcios bancarios, la tasa promedio anual de crecimiento en el primer bienio de EPN fluctuaría entre 2.25 y 1.9 por ciento, es decir, al mismo ritmo que en la docena trágica blanquiazul y ya aprobadas las reformas que el país necesita.

En el comparativo, en su segundo año de estancia en Los Pinos, Miguel de la Madrid registró un desplome económico de 3.41 por ciento; Carlos Salinas de Gortari 4.11 positivo: Ernesto Zedillo 5.14 por ciento también positivo; Vicente Fox 0.9, y Felipe Calderón 3.2 por ciento. Unos más alejados que otros, pero ninguno logró el tan anhelado 6 por ciento.

Y en el balance de su primer bienio, la tasa de crecimiento con Miguel de la Madrid fue negativa en 0.04 por ciento como promedio anual; con Salinas de Gortari positiva en 4.6 por ciento; con Zedillo negativa en 0.53 por ciento; con Fox positiva en 0.3 por ciento; con Calderón positiva en 2.25 por ciento, y con Peña Nieto fluctuaría entre 2.25 y 1.9 por ciento. Nada nuevo bajo el sol, comenzando por las vanas promesas de norueguizar el nivel de bienestar de los mexicanos.

Ese es el panorama, con las estimaciones más recientes en materia de crecimiento económico, en un ejercicio en el que el gabinetazo suma y la realidad resta, y en esas andanzas el desarrollo del país y el bienestar de los mexicanos han perdido tres largas décadas. Si fuera por el discurso y las promesas gubernamentales, ni duda cabe que México sería el primer mundo del primer mundo, pero lamentablemente la realidad es más cabrona que bonita

En este tenor, el Centro de Investigación en Economía y Finanzas del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que las perspectivas de crecimiento económico para 2014 contrastan con el desempeño exhibido por la actividad económica del país al inicio del año. El inicio de año muestra indicios de que el panorama de la economía mexicana es menos alentador que aquel que se exhibe en las proyecciones oficiales. Será necesario implementar medidas que impulsen el desempeño de la actividad industrial de tal forma que regrese la confianza tanto a los productores como a los consumidores nacionales, actores clave de la evolución de la economía. Al analizar las tendencias, el panorama no luce favorable, ya que el total de la actividad industrial permanece estancado.

Sin embargo, en el ámbito oficial se aferran al 3.9 por ciento ofrecido, con todo y los tijeretazos al por mayor a la proyección de crecimiento económico, de tal suerte que mientras el gobierno se aferre a su fallida aritmética –aquella que siempre suma, nunca resta– el balance difícilmente se modificará. Preparaos, pues, para un segundo año consecutivo del México que todos queremos (EPN dixit).

Las rebanadas del pastel

¡Sorpresa!: los noruegos sí encontraron el barco que aquí se perdió, el OSA Goliath, propiedad de Oceanografía, que sin mayores contratiempos escapó de aguas territoriales mexicanas. Reapareció en Aruba, donde la autoridad lo confiscó en beneficio de la empresa noruega Norsk Tillitsmann… Un sentido adiós a don Carlos Narváez, querido amigo, maestro de maestros y virtuoso de las artes editoriales.

Twitter: @cafevega

D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com


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