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egún la ENIGH 2012, el Gasto Total de los hogares del país se destina en 87.0% a gasto corriente y 12.2 a gastos de capital (Gráfico 6).
Por segmentos de hogares, sin embargo, el gasto (al igual que el ingreso) presenta disparidades abismales y una acumulación excesiva en el decil más alto. En 2012, el decil I (el 10% más pobre) ejerció únicamente el 2.9% del gasto total, mientras que el decil X (el 10% más rico) ejerció el 31.7% (Gráfico 7).
Esta desproporción se aprecia claramente en el gráfico 8.
En promedio trimestral por hogar, el gasto corriente total cayó en términos reales -1.8% entre 2008 y 10, y creció 0.4 entre 2010 y 12; respectivamente, el monetario registró 0.0 y -0.6, y el no monetario -6.9 y 3.4%
Destinos del gasto
Enfocando en particular el gasto corriente monetario (el realizado en dinero) como el indicador más usual del destino del gasto familiar, se observa que de éste en 2012 los hogares del país destinaron el 34.0% a la compra de alimentos, bebidas y tabaco; el 18.5% a transporte y comunicaciones; el 13.8 a educación y esparcimiento; y el 8.9 a la vivienda, su conservación y energía (Gráfico 9).
Por deciles de hogares, las diferencias proporcionales entre el gasto corriente monetario bajo y alto son particularmente marcadas en tres rubros: a) alimentos, bebidas y tabaco donde el decil I gasta el 52.1% y el X únicamente 22.8%, proporciones sobre las que impactaría en la economía familiar el cobro del IVA que presumiblemente se pretende aplicar a los alimentos; b) transporte y comunicaciones, donde el decil I gasta 9.8% y el decil X 19.7; y c) educación y esparcimiento, donde el decil I gasta el 5.2 y el decil X el 19.9
El ratio de la desigualdad
La excesiva concentración del ingreso y el gasto en el decil más privilegiado, y dentro de éste en el percentil (1.0%) más alto, reflejan de cuerpo entero el subdesarrollo del país. La inequidad distributiva entre el capital y el trabajo por una parte, y entre los estratos sociales por la otra, no sólo exhiben un atraso social y político pasmoso sino que también representan un lastre cada vez más pesado a la expansión racional de la demanda interna y al desarrollo del país; ello sin contar con la creciente explosividad de los conflictos que los múltiples déficits sociales vienen generando.
Si bien desde hace tres décadas el neoliberalismo ha significado un retroceso social mayúsculo en todo el mundo, los países de alto desarrollo siguen manteniendo un reparto del ingreso razonablemente equitativo (Gráfico 10). Según la OCDE, en Suecia (2010) el ingreso disponible (después de impuestos y transferencias) del decil X es 6.1 veces el del decil I, en Alemania 6.7, en Canadá 8.9 y en Japón 10.7; aun en Estados Unidos, con un fuerte deterioro social y económico en los últimos tres lustros, el ratio es de 15.9 veces. En México el decil X capta 28.5 veces el ingreso del decil I.
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